Durante mi recorrido de vida desde la infancia hasta la juventud notaba que algo no me dejaba fluir con la vida, como si me encontrara congelada y por sí misma no era capaz de salir de ese estado de congelación, veía la vida pasar pero no podía involucrarme en ella, ese estado no me lo permitía. Y viendo la vida pasar sin vivirla, no podía ser feliz. Un día a mis 21 años ocurrió algo trascendental en mi vida, de repente ya no era yo sola, éramos dos, acababa de ser madre. Ese nuevo estado suponía para mi un gran reto, por una parte era lo más bonito que me había ocurrido hasta ese momento y por otra parte aún seguía en estado de congelación, lo que me impedía vivir la experiencia plenamente. Yo quería ser la mejor madre para mi hijo, era el amor más puro que había experimentado hasta entonces. Esas inmensas ganas que tenía de entregarme a mi pequeñito y poder acogerlo como se merecía fue la gran catapulta que me propulsó hacia una búsqueda de mayor equilibrio y bienestar.
Un día en pleno proceso de búsqueda apareció en mi camino la Osteopatía Craneosacral Biodinámica. Ese fue el día que volví a nacer, la Osteopatía Biodinámica me ayudó a iniciar el viaje más importante de mi vida, ese que te lleva a reencontrarte contigo mism@. Me ayudó a adentrarme de a poquito en mi interior para ir acogiendo a mi propia niña, escucharla y brindarle todo el amor incondicional que necesitaba. Ahí empezó un maravilloso camino de expansión de consciencia y crecimiento personal.
Esta técnica de terapia manual es extremadamente sutil y respetuosa a la vez que profunda y reparadora, crea un contenedor terapéutico de quietud, seguro y amable. Es de gran ayuda para reforzar y potenciar el sistema inmune, tranquiliza el sistema nervioso, acalla el constante ruido mental y así nos permite adentrarnos en el espacio del corazón. Ese majestuoso espacio que habita dentro de cada ser y que contiene sabiduría pura, libre de pensamiento, libre de expectativa, libre de condición. Solo desde esta expansión de consciencia existe la posibilidad de que se produzca un cambio radical.
La invitación es a viajar al interior de nuestro ser, reforzar nuestros sistemas de reparación y autoequilibrio y potenciar nuestros procesos evolutivos de desarrollo personal.
¿Puedo acompañarte en ese viaje?
